- No tenés salida – me dijo – ya no hay escapatoria.
- ¿eso es lo que vos creés? – le pregunté mientras apagaba mi cigarro en mi mejilla.
- Si, y no se por que haces esas cosas con los cigarrillos.
- La put... ¡¿qué carajo te importa?! No me duele – le grité mientras me sobaba el cachete.
- Dale, dame el mapa – me gritó él ahora.
Ya me hablaba apuntándome con el arma que tantas otras veces vi frente a mi, esta vez parecía la definitiva, me sentía acorralado. Miré hacia la puerta, teóricamente en ese momento llegaba Moisés, mi incondicional compañero, lo habíamos planeado con mucha anticipación y el imbécil se tardaba, yo transpiraba bulúcas, tenía una nueve milímetros en la frente. Lo vimos tantas veces en las películas, mientras Moralez hablaba, Moisés esperaba del otro lado de la puerta, y en el momento que Moralez perdiera la paciencia, Moisés volteaba la puerta y se armaba el rock n`roll, “¿donde está?” pensaba una y otra vez yo, hasta que de repente algo pasó, se sintieron varios golpes en la puerta, golpes bastante fuertes, Moralez me dijo que me quedara quieto, se acerco muy despacio a la puerta, demasiado despacio, ya hacía media hora que se estaba acercando cuando le dije que se apure aunque sea un poquito, los golpes se sucedían unos a otros sin parar, Moralez gritó
- ¡¿quién es?!
Los golpes pararon
-¡¿quién es dije?! – se enfureció y cargó su arma, “recién ahora la cargó, que boludo que soy” pensé.
Al no contestar nadie Moralez abrió, en ese momento cayó Moisés al piso, aproveché la distracción de Moralez y me guardé un cenicero que hacía rato que veía sobre la mesita ratona, estaba buenísimo, luego di un salto y le arrebaté el arma.
- ¡poné las manos en la nuca! – le grité mientras ayudaba a Moisés a levantarse.
- ¡aya! – se quejó Moisés – cuidado que me disloqué el hombro.
- ¿qué te pasó? – le pregunté sin dejar de apuntar a Moralez – tenes la frente sangrando y... dos dientes menos.
- Es que siempre ensayamos todo, pero nunca aprendí a voltear una puerta, no te lo dije porque vos a mi me cargás por cualquier cosa – Moisés hablaba haciendo pucherito y con los ojos llenos de lágrimas.
- Sos tonto ¿eh? – le di una palmada en la espalda en señal de cariño y el muy asqueroso vomitó encima mío.
Ahí fue cuando el que aprovechó fue Moralez, se me tiró encima y me dio una trompada que me hizo ver las estrellas, estaban Pablo Echarri, Susana Giménez, Charly García, Guido Suller y los integrantes de Má´PerQué, volvió a recuperar su pistola, pero Moisés estaba atento y vió qué lindas guardas tenía Moralez en las paredes, hizo un comentario y Moralez agradeció, Moisés sacó su navaja y se la tiró a Moralez, no se como hizo el hijo de puta para errarle así, por suerte se clavo en la llave de la luz y todo quedó en penumbras, me escabullí en cuatro patas y golpeé los genitales de Moralez, sentí que su cuerpo se estrellaba contra el piso, y luego observé como se prendían las luces, Moisés estaba en el piso retorciéndose de dolor y con las manos entre las piernas, Moralez nos exigió que nos pararamos, fue muy claro, nos dijo:
- ¡párense!, ¡ya estoy cansado de esto! ¿no quieren unos mates?
- Bueno - dijimos nosotros – pero dulces.
- ¡Ufa! – se quejó él – está bien.
Luego de dos termos y medio de mates y galletitas, siempre con Moralez apuntándonos a la cabeza, decidimos que ya estabamos satisfechos, ahí fue cuando puso el grito en el cielo
- ¡¿dónde está el maldito mapa?!
- Podés matarnos, pero no te vamos a decir nunca eso – le contesté, mi vida no era tan valiosa como esa información.
- Ya les meto un tiro en el mate a los dos – avisó y apuntó.
- No tenemos miedo – dije conservando mi postura.
- Tomá – dijo Moisés y le dio el mapa.
- ¡Maricón, traicionero, patán, ruin, cobarde! – insulte a Moisés – yo arriesgo mi vida y vos lo entregás así como así.
Miré a Moisés y me guiñó un ojo, comprendí que algo tramaba, ¡este Moisés es uno! se le ocurrió un plan y yo dele que dele insultarlo.
- ahora váyanse – pidió Moralez – no los voy a matar, prefiero que vean mis logros después de tener este mapa, no tienen la mas mínima idea de lo que esto significa.
- ¡ooooooh! ¡dale, dale, dale, contanos, contanos contanos! – le imploramos los dos, somos re curiosos.
- ¡no! Váyanse!
- Ya vas a venir a pedir algo vos.
Camino a casa le pregunté a Moisés cual había sido su plan
- le di una fotocopia del mapa, el original está en mi casa – me contó sonriendo muy estúpidamente y tapándose la boca.
- ¡idiota! ¡¿qué tiene que ver?! ¡él lo mismo tiene el mapa! ¡¿cómo podés ser tan pelotudo, no parás para comer?! Ahora volvamos, hay que recuperarlo.
Dimos vuelta en U y volvimos, cuando íbamos llegando vimos que Moralez salía en su Mercedes Benz.
No nos podíamos quedar ahí, cualquiera de sus secuaces podía llegar, y vernos, aparte ya no daba mas de las ganas de ir al baño, le di una palmada a Moisés en señal de perdón y una trompada en el estomago en señal de bronca.
- vamos – le dije.
- ¿eso es lo que vos creés? – le pregunté mientras apagaba mi cigarro en mi mejilla.
- Si, y no se por que haces esas cosas con los cigarrillos.
- La put... ¡¿qué carajo te importa?! No me duele – le grité mientras me sobaba el cachete.
- Dale, dame el mapa – me gritó él ahora.
Ya me hablaba apuntándome con el arma que tantas otras veces vi frente a mi, esta vez parecía la definitiva, me sentía acorralado. Miré hacia la puerta, teóricamente en ese momento llegaba Moisés, mi incondicional compañero, lo habíamos planeado con mucha anticipación y el imbécil se tardaba, yo transpiraba bulúcas, tenía una nueve milímetros en la frente. Lo vimos tantas veces en las películas, mientras Moralez hablaba, Moisés esperaba del otro lado de la puerta, y en el momento que Moralez perdiera la paciencia, Moisés volteaba la puerta y se armaba el rock n`roll, “¿donde está?” pensaba una y otra vez yo, hasta que de repente algo pasó, se sintieron varios golpes en la puerta, golpes bastante fuertes, Moralez me dijo que me quedara quieto, se acerco muy despacio a la puerta, demasiado despacio, ya hacía media hora que se estaba acercando cuando le dije que se apure aunque sea un poquito, los golpes se sucedían unos a otros sin parar, Moralez gritó
- ¡¿quién es?!
Los golpes pararon
-¡¿quién es dije?! – se enfureció y cargó su arma, “recién ahora la cargó, que boludo que soy” pensé.
Al no contestar nadie Moralez abrió, en ese momento cayó Moisés al piso, aproveché la distracción de Moralez y me guardé un cenicero que hacía rato que veía sobre la mesita ratona, estaba buenísimo, luego di un salto y le arrebaté el arma.
- ¡poné las manos en la nuca! – le grité mientras ayudaba a Moisés a levantarse.
- ¡aya! – se quejó Moisés – cuidado que me disloqué el hombro.
- ¿qué te pasó? – le pregunté sin dejar de apuntar a Moralez – tenes la frente sangrando y... dos dientes menos.
- Es que siempre ensayamos todo, pero nunca aprendí a voltear una puerta, no te lo dije porque vos a mi me cargás por cualquier cosa – Moisés hablaba haciendo pucherito y con los ojos llenos de lágrimas.
- Sos tonto ¿eh? – le di una palmada en la espalda en señal de cariño y el muy asqueroso vomitó encima mío.
Ahí fue cuando el que aprovechó fue Moralez, se me tiró encima y me dio una trompada que me hizo ver las estrellas, estaban Pablo Echarri, Susana Giménez, Charly García, Guido Suller y los integrantes de Má´PerQué, volvió a recuperar su pistola, pero Moisés estaba atento y vió qué lindas guardas tenía Moralez en las paredes, hizo un comentario y Moralez agradeció, Moisés sacó su navaja y se la tiró a Moralez, no se como hizo el hijo de puta para errarle así, por suerte se clavo en la llave de la luz y todo quedó en penumbras, me escabullí en cuatro patas y golpeé los genitales de Moralez, sentí que su cuerpo se estrellaba contra el piso, y luego observé como se prendían las luces, Moisés estaba en el piso retorciéndose de dolor y con las manos entre las piernas, Moralez nos exigió que nos pararamos, fue muy claro, nos dijo:
- ¡párense!, ¡ya estoy cansado de esto! ¿no quieren unos mates?
- Bueno - dijimos nosotros – pero dulces.
- ¡Ufa! – se quejó él – está bien.
Luego de dos termos y medio de mates y galletitas, siempre con Moralez apuntándonos a la cabeza, decidimos que ya estabamos satisfechos, ahí fue cuando puso el grito en el cielo
- ¡¿dónde está el maldito mapa?!
- Podés matarnos, pero no te vamos a decir nunca eso – le contesté, mi vida no era tan valiosa como esa información.
- Ya les meto un tiro en el mate a los dos – avisó y apuntó.
- No tenemos miedo – dije conservando mi postura.
- Tomá – dijo Moisés y le dio el mapa.
- ¡Maricón, traicionero, patán, ruin, cobarde! – insulte a Moisés – yo arriesgo mi vida y vos lo entregás así como así.
Miré a Moisés y me guiñó un ojo, comprendí que algo tramaba, ¡este Moisés es uno! se le ocurrió un plan y yo dele que dele insultarlo.
- ahora váyanse – pidió Moralez – no los voy a matar, prefiero que vean mis logros después de tener este mapa, no tienen la mas mínima idea de lo que esto significa.
- ¡ooooooh! ¡dale, dale, dale, contanos, contanos contanos! – le imploramos los dos, somos re curiosos.
- ¡no! Váyanse!
- Ya vas a venir a pedir algo vos.
Camino a casa le pregunté a Moisés cual había sido su plan
- le di una fotocopia del mapa, el original está en mi casa – me contó sonriendo muy estúpidamente y tapándose la boca.
- ¡idiota! ¡¿qué tiene que ver?! ¡él lo mismo tiene el mapa! ¡¿cómo podés ser tan pelotudo, no parás para comer?! Ahora volvamos, hay que recuperarlo.
Dimos vuelta en U y volvimos, cuando íbamos llegando vimos que Moralez salía en su Mercedes Benz.
No nos podíamos quedar ahí, cualquiera de sus secuaces podía llegar, y vernos, aparte ya no daba mas de las ganas de ir al baño, le di una palmada a Moisés en señal de perdón y una trompada en el estomago en señal de bronca.
- vamos – le dije.